miércoles, 23 de diciembre de 2009

Me

Empújame,
estírame,
arráncame,
si un día mi pecho no logra brotar.

Disfrútame,
dibújame,
acompáñame,
bailando por el sendero de los locos de atar.

Muéstrame,
regálame,
enséñame,
segundos que mi alma no pueda olvidar.

Castígame,
exígeme,
enciéndeme,
si de mí olvido la propiedad.

Sígueme,
obsérvame,
escúchame,
en mi diálogo de hoy, que mañana otro será.


Ilustración de Mark Ryden 


















lunes, 14 de diciembre de 2009

Pre (ficción)

Desconozco si es habitual en las personas echar la vista atrás e inspirar con fuerza los recuerdos. No se puede decir que sea una obsesión cotidiana, pero sí he de reconocer que es un ejercicio que he ido practicando ocasionalmente y en cualquiera de las etapas de mi vida. El afán con el que lo hago no es el de revolcarme en resentimientos, en justificaciones, en reafirmaciones o remordimientos, si no en el de comprenderme a mí y comprender las circunstancias por las que obré de una u otra forma. Siempre lo hago de forma crítica, de nada serviría si lo utilizase para convencerme de lo bien y justificadas que están todas y cada una de mis decisiones en este viaje que es mi vida o de que si he tomado uno u otro camino  ha sido por condicionamientos demasiado sólidos de mi entorno. Nunca he mirado atrás con esa finalidad.

De niño añoraba un presente que veía arrebatado por circunstancias familiares, mi padre fue trasladado por motivos laborales lejos del que hasta en ese momento había sido la localización física de nuestro hogar que, de este modo, emprendía un viaje cargado de maletas con todas las ilusiones de una joven familia en pos de un próspero futuro aún por escribir. Lo que desconocíamos hasta ese momento, pero no tardaríamos en descubrir, es que no nos resultaría nada fácil la adaptación a un nuevo entorno incomprensiblemente hostil, especialmente para mí. Seguro que no soy el único en haber sentido alguna vez una preocupante previsibilidad en la vida, que dificilmente se le puede preparar una emboscada o adelantarla desprevenida cuando te dirige con ese gesto altivo habitual. Esa sensación la he entendido muchos años después, cuando ya no puedo coger las riendas de mis jovencitos ocho años, ni desprenderme de las esporas con las que la insatisfacción periódicamente percutía mi alma sumiéndome en estados que se alejaban dolorosamente de mi comprensión. Sin embargo, en estos momentos, me reconforta mirar el pasado viéndome y sintiéndome entonces tierno e ingenuo y a la vez dolorido, insatisfecho e inconformista. Pienso que hoy soy capaz de entenderme y no considero que sea tarde por dos motivos: primero, nunca lo es demasiado, por manido que sea, cuánto menos para encontrar la paz con uno mismo; y segundo, es muy duro sentirse incomprendido, luchar por ver tu reflejo en las palabras y actos que te rodean y sentir que no lo vas a encontrar. Lo que hoy soy capaz de entender con más claridad es la insultante comodidad que significa el renunciar a  tratar de salir de la fuerte corriente en la que nos hayamos inmersos desde el mismo momento de la concepción.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Sentidos

Con mirar ciego y frío

y escalofriante grito mudo,

mediante dolorosa caricia eterna

e impasible y sordo susurro;

perfumada de hastío,

así acompaña la soledad.

jueves, 4 de junio de 2009

Ese...


Es común sentir que, por más gente que te rodee, la soledad es lo único que se atreve a darte calor. En ocasiones sí recibes inesperados abrazos que se desviven entre la silenciosa multitud que parece ampararte, pero es entonces cuando se añora esa solitud, la de uno sólo, la de ese único abrazo... pero, como casi siempre, nunca llega cuando se quiere ni como se anhela, pero llegará... o eso espero.

sábado, 16 de mayo de 2009

Egoista, fred, irracional i superficial.

Superficial per voler gaudir de coses tan irracionals com la d'acaronar els estels sense l'angoixa d'evitar passar-me l'eternitat cercant aquelles paraules que, en el seu defecte, em fan fred però, obtenint-les, deixen palès el meu egoisme en voler ser testimoni del gaudi en les mateixes coses egoistes, fredes, irracionals i superficials d'aquells que estimo.
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